Prevención y tratamiento del accidente cerebrovascular en personas muy mayores


A medida que las generaciones más numerosas de la actualidad siguen madurando, todos los grupos de edad se encuentran en el centro de un cambio significativo. En los próximos 30 años, la población mayor de 60 años superará a la de los menores, lo que hace necesario estar conscientes de la evolución del panorama de la salud. Además de la atención y el apoyo general a nuestros seres queridos, es fundamental tener en cuenta que el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular aumenta con la edad, duplicándose cada década después de los 55 años.
Con un aumento del riesgo de ictus en personas mayores de 60 años que superará los 1200 millones para 2025 , la concienciación social sobre la salud cardiovascular y los ictus deberá cobrar mayor importancia. Esta concienciación comienza con una base de comprensión: tanto de la prevención como de las medidas de atención para las personas con riesgo de ictus, y una sólida iniciativa para gestionar la atención de forma equitativa y cuidadosamente planificada.
Accidente cerebrovascular y vejez

Al considerar todos los factores que contribuyen al riesgo de ictus, la edad es el elemento que más escapa a nuestro control. Si bien el ictus puede ocurrir en cualquier etapa de la vida, muchos estudios demuestran que la edad es la mayor amenaza. Sin embargo, esto no significa que las opciones preventivas sean limitadas. El primer paso para identificarlas es comprender la necesidad de adoptar más medidas preventivas a medida que envejecemos.
Muchas estadísticas ofrecen un buen punto de partida. La incidencia de ictus se concentra principalmente en personas mayores de 65 años: entre el 75 % y el 89 % de los ictus afectan a este grupo de edad. La mitad de los ictus se producen en personas mayores o cercanas a los 70 años, mientras que una cuarta parte se presenta en personas mayores de 85.
Todos estos grupos de edad se beneficiarán de saber qué hacer y cómo prevenir este problema tan frecuente. Para complicar aún más la situación, el pronóstico empeora después de un ictus inicial, lo que resulta en una tasa de mortalidad de poco más del 24 % en pacientes mayores de 80 años. Este grupo de pacientes de mayor edad suele requerir hospitalizaciones más prolongadas y es más probable que pase tiempo en cuidados intensivos durante la recuperación inicial.
Las personas menores de 80 años también son muy susceptibles a las complicaciones posteriores a un ictus y deben ser igualmente conscientes de los riesgos a medida que envejecen. Por otro lado, los pacientes menores de 80 años tienen más probabilidades de ser dados de alta a su residencia tras un ictus, mientras que casi la mitad de los pacientes mayores de 80 años tienen la misma opción. Por lo tanto, en general, tanto el nivel de riesgo como la necesidad de cuidados prolongados aumentan a medida que cada persona alcanza estas edades.
Qué significa esto

Este panorama en constante cambio implica que necesitaremos seguir desarrollando las opciones más eficaces y cuidadosas para la atención domiciliaria continua y el apoyo a los cuidadores. La atención a largo plazo requiere planificación previa y asistencia financiera y logística, priorizando siempre la comodidad y la salud de su ser querido.
Los estudios también han demostrado que la mortalidad por ictus en personas mayores de 80 años se ve considerablemente afectada por factores como el nivel socioeconómico, el nivel educativo y el ingreso previo a una unidad de cuidados intensivos. Al observar estas tendencias, podemos avanzar y prepararnos para este cambio, garantizando un acceso equitativo a un apoyo asequible y manejable para todos lo antes posible.
La atención preventiva, como siempre, requiere mayor atención e investigación; es la manera más eficaz de gestionar una tendencia negativa de salud como esta. Este aumento inminente en la atención médica puede reducirse mediante la comprensión de la salud cardiovascular y los cambios en el estilo de vida. Conocer los riesgos y reconocer los factores que se destacan como señales de alerta son maneras de estar preparado. Los profesionales médicos deben estar altamente capacitados en la preparación de pacientes con alto riesgo de ictus, tanto antes de un posible ictus como durante el proceso de recuperación.
Los analistas sanitarios son conscientes del cambio que se avecina y, de hecho, han calificado esta preocupación como el "tsunami de plata del ictus". Junto con una mayor atención, los profesionales sanitarios también están considerando una reforma integral de la calidad y la especificidad del apoyo a los pacientes con ictus, teniendo en cuenta el fuerte repunte que se avecina. Su sentido de urgencia nos ayudará a centrarnos más en el cambio.
Actualmente se están realizando importantes estudios que se centran en la necesidad de un cambio. Se requiere más investigación para explorar la atención médica integral, el apoyo a largo plazo y las medidas preventivas específicas que se pueden implementar.
Avanzando
La atención cardiovascular ya representa un gran desafío para nuestra sociedad y nuestro sistema de salud. Este cambio inminente en la atención médica anima a todos los afectados, no solo a los profesionales médicos, a tomarse el tiempo para comprender a tiempo el aumento del riesgo de ictus, brindándonos así el conocimiento, el asesoramiento médico, la atención preventiva y los detalles logísticos necesarios para estar completamente preparados y brindar apoyo.
Todo el contenido de este blog es únicamente informativo y no sustituye el consejo, diagnóstico ni tratamiento médico profesional. Consulte siempre con su médico u otro profesional de la salud cualificado si tiene alguna pregunta sobre una afección médica. Si cree tener una emergencia médica, llame a su médico o al 911 de inmediato. Confiar en la información proporcionada por el sitio web de Saebo es bajo su propio riesgo.
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